lunes, 16 de febrero de 2009

Tema del dia


Sanidad Integral - Dario Silva Mp3


Sanidad Integral
(Cortesia Pastor Luís Coria)
Cordoba - Argentina

Sanidad integral, esto es lo que el Señor desea que tengas en tu vida, no se trata solamente de que tengas tu cuerpo físicamente sano sino que la totalidad, cuerpo, alma y espíritu debe hallarse en perfecto estado para poder servirle al Señor en la plenitud para la cual nos ha diseñado; si tu crees que Dios tiene un propósito contigo, busca la sanidad integral.
Leamos la Palabra de Dios en Gálatas 5:22-25 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley. Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu”.Nuestro Señor Jesucristo murió en la cruz para salvar nuestro espíritu, pero también para sanar nuestro cuerpo y nuestra alma, es necesario obtener la sanidad del alma para servir al Señor; Él se sacrificó en la cruz para reconciliarnos espiritualmente con nuestro Padre Celestial y restaurarnos en plenitud, Él rodea de su amor a aquellos que le buscan, “Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca” (Lamentaciones 3:25), aún cuando le buscan quizás egoístamente en su necesidad, cuando están enfermos, heridos o doloridos.Si tu quieres ser sanado en tu alma, en tu parte sicológica, es necesario que reconozcas tu problema y estés dispuesto a enfrentarte a él; es necesario que aprendas a confiar en Dios para decirle toda la verdad de lo que sientes, debes abrir tu corazón al Señor al igual que lo hiciste con tus pecados para recibir el perdón, debes reconocer todo lo que el Señor te muestra respecto de tus traumas, complejos y heridas interiores para poder ser sanado integralmente.Cuantos muchos de nosotros llegamos a los pies de Cristo buscando un remedio para nuestras enfermedades, una solución para nuestros problemas, le recibimos en el corazón como nuestro Señor y Salvador con la esperanza de que transforme nuestra vida; puede que el cambio afecte en forma radical nuestra vida diaria si en este acto rendiste realmente todo tu corazón al Señor, pero si esto no es así, hay momentos en que los traumas, complejos o temores tomarán por asalto nuevamente la psiquis como consecuencia de ver, oír o vivir una situación similar a la que nos produjo el daño.Si tienes un problema con un artefacto de tu casa puedes llevarlo a un técnico y quizás te brinde una solución, pero si el problema es muy grave lo mejor es comunicarse con el fabricante que es quien conoce cada detalle del artefacto pues fue él quien lo diseñó; a nosotros nos hizo Dios, es Él quien mejor nos conoce y quien puede solucionar todos nuestros problemas, “Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará” (Isaías 44:2), pero para que la solución llegue es necesario que nos entreguemos por completo, es necesario que abramos todas las áreas de nuestra vida para que sea Él quien trabaje en nuestro interior, sin ponerle límites.“Ciertamente llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores” (Isaías 53:4), nos dice la Palabra que Él llevó nuestras enfermedades a la cruz y esta allí hablando de las enfermedades físicas, pero luego nos dice que sufrió nuestros dolores, los dolores que sufrimos en nuestra psiquis, en nuestro interior como consecuencia de traumas, complejos o situaciones que hemos sufrido y que han marcado nuestra vida, aún cuando no lo notemos.Cuando existe un problema en éstas áreas de la persona, es normal que visite a un psicólogo y como casi siempre éste no conoce a Cristo, aún cuando es un buen profesional se encuentra con ciertas limitaciones, es allí donde vemos la necesidad de contactarnos con el fabricante, allí es donde debemos buscar a Dios para recibir la sanidad integral; Él, que nos conoce mejor que nadie por habernos diseñado, Salmo 119:73, ya nos entregó el remedio en su Palabra, “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados” (Santiago 5:16), en nosotros está el tomar el remedio en la dosis necesaria; al recibir a Cristo somos sanados espiritualmente, pero los traumas y los complejos siguen afectando nuestro interior, aún queda dolor en nuestro consciente u oculto en nuestro inconsciente; debemos recordar que también en ésta área nos trajo sanidad el Señor, “sufrió nuestro dolores”, debes entregar tus dolores a Cristo, debes entregar tus traumas, tus complejos y tus temores a Cristo para ser totalmente sanado y que efectivamente dejen de afectarte; los dolores que mantienes en el consciente puedes entregarlos fácilmente al Señor y librarte de ellos, ahora para que afloren los que tienes ocultos en tu inconsciente debes buscar la ayuda de tu consejero espiritual para que juntos puedan presentarlos al Señor y recibas la sanidad interior.Cuando recibes a Cristo tienes un nuevo nacimiento, eres un niño; un niño es como un vaso vacío, no puede dar lo que no tiene, cuando comienzas esta relación con el Señor, te sana integralmente y te llenará de su amor a fin de que al desbordar ese vaso que es tu corazón puedas brindar de el a los demás; la primera experiencia, el primer contacto con el amor de Cristo produce en ti la sanidad espiritual, es el librarte de todos tus pecados, lavando tus vestiduras con su sangre derramada en la cruz, tu vaso ha sido limpiado; allí es donde te reconcilias con el Padre Celestial, reconstruyendo la comunión pues ha desaparecido la barrera que te separaba de Él, la barrera que generaban tus faltas y tus pecados.La siguiente experiencia con el amor del Señor es la que produce tu sanidad física, “Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte” (Romanos 5:12), allí es donde tu cuerpo deja de sufrir los efectos de una vida desordenada y alejada del Señor, le alejas de la muerte, comienzas a cuidar tu cuerpo al entender que éste no te pertenece sino que ha pasado a ser el templo del Espíritu Santo, 1 Corintios 6:19, y por ello debe estar en perfecto estado, bello y radiante; a través de ésta experiencia es que asumes la necesidad de quitar de ti los vicios y tendencias que en un momento llegarán a poner en riesgo tu vida; el amor de Dios llegará a tu vaso y a través del Espíritu Santo te fortalecerá para que puedas superar estas luchas en la seguridad de que “Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4).La tercera experiencia con el amor de Dios, la que llenará y hará desbordar tu vaso es tu sanidad interior, esta experiencia es la que permitirá que tu psiquis sea sanada de toda marca, complejo o trauma con que llegaste a los pies de Cristo; cuántas experiencias tristes y dolorosas sufre el hombre, desde al vientre de su madre puede ser afectado por el rechazo de ese embarazo, la falta de amor y cariño en su niñez, el abandono de sus padres, los golpes y castigos recibidos en la niñez y aún en la juventud, el rechazo o la desilusión de la joven o del varón que pensamos era nuestro amor ideal, la ruptura o el adulterio sufrido en ese matrimonio que pensamos perfecto, la desazón producida en el camino del Señor por malas experiencias con los pastores, líderes o hermanos y que marcan nuestro caminar cristiano; dolores que padecemos, dolores que guardamos muy ocultos en nuestro inconsciente pero que el Señor viene a sanar ya que Él “sufrió nuestros dolores”, Jesús lo hizo para que nosotros dejemos de sufrirlos, dejemos de llevarlos como una pesada carga que cuando menos lo esperamos nos haga llorar o actuar en forma injusta o desordenada.Cuando estas lleno del amor de Dios has logrado capacidad para perdonar; nuestro Padre Celestial tiene una capacidad ilimitada de perdonar, Él puede perdonar todo pecado, por grande o atroz que sea, y su perdón no es como el de muchos seres humanos que dicen: “Yo te perdono” o “Ya te he perdonado”, pero en su interior están diciendo “Te perdono, pero nunca olvidaré lo que me hiciste”, “Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón” (Mateo 18:35); Dios te perdona para no recordar jamás tus hechos pasados, perdonar es quedar con la otra persona como si nada hubiera sucedido entre ambos.Si quieres dar amor, debes llenarte del perdón de Dios; a la primera persona que debes perdonar es a ti mismo, si Cristo te ha perdonado todo lo hecho en tu pasado debes descargar tus culpas sobre Él, dejando de llevar la carga, y luego a todos aquellos que te pudieran haber dañado; ahora mismo, como niño espiritual debes llenar tu corazón de perdón hasta que reboce, porque si cuando niño no te perdonas y te llenas de perdón, cuando crezcas no tendrás capacidad para perdonar; nadie puede perdonar mas de lo que ha sido perdonado, si has asumido que el Señor te ha perdonado todo, tú debes perdonar “todo”; recuerda que perdonar no es reprimir el dolor o el deseo de devolver mal por mal, esto no es perdón sino el comienzo de una herida mal curada y que en cualquier momento vuelve a doler.Si has sido sanado, si has perdonado, si verdaderamente tu vaso está lleno del amor de Dios, entonces habrás echado fuera de ti:El deseo de estar solo o con tu pequeño núcleo más íntimo, para ampliar tu espectro de amistades; te sentirás tan a gusto con tus hermanos de la iglesia que estarás comprometido con las actividades de la congregación, habrás dejado de decir: “Mejor no participo, así no tengo problemas con nadie”. El deseo de ser el centro de atención, antes te sentías valorado o querido solamente porque la vida de los demás giraba alrededor tuyo; pero hoy, lleno del amor del Señor, sabes que para Él una piedra preciosa, que vales por ti mismo y que la vida de todos debe girar en torno del Señor de tu vida. La susceptibilidad enfermiza, el no permitir que nadie te corrija, que nadie te critique y aún que nadie te guíe pues consideras que nadie está en condiciones de hacerlo; el amor de Dios te habrá ubicado en el lugar correcto, en el lugar de siervo, para servir en humildad y obediencia. Si verdaderamente el amor de Dios ha sanado integralmente tu vida, si tu vaso se ha llenado del amor del Señor, habrás dejado que tus pastores sean pastores de todos; que tus hermanos sean hermanos de todos; habrás dejado de criticar a aquellos que quieren hacer, que quieren proyectarse, aún cuando sus condiciones no estén a pleno por el momento; si tienes el amor de Dios desbordando en tu vaso, habrás dejado de creer que tu eres perfecto y el mas espiritual para asumir que hay otros con tus mismas condiciones y aún con mejores entre tus hermanos.
CONCLUSIÓN: “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16), el amor del Señor no tiene dimensiones, es infinito y tan lleno de poder que te brinda una sanidad integral cuando le permites que llene tu vaso de ése amor, solamente debes permitir que Él ingrese a tu vida como el médico perfecto, con el conocimiento del fabricante que te diseñó, arrancando de tu vida los pecados, las enfermedades y los dolores que te producen las males experiencias o aquellas cosas que afectaron tu vida hasta marcarte; si la sanidad integral ha venido sobre tu vida, si estas tres experiencias con el Señor han sido reales en tu vida, estarás lleno del amor del Señor, tu vaso estará desbordando y podrás dar de ese amor; conocerás así la verdad del amor de Dios,“Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32).

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