viernes, 7 de agosto de 2009

Armando Alducín - La Arrogancia de la Maldad (Parte 1)




AGOSTO 7, 2009
Sabiduría sutil
LEA: Marcos 8:34-38
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo estuviere, allí también estará mi servidor. —Juan 12:26Cuando estaba en la universidad, mi compañero de trabajo, Beto, un conductor de carretilla elevadora, a menudo enriquecía mi vida con su sabiduría concisa y expresiva. Un día estábamos almorzando, sentados en la parte de atrás de su carretilla elevadora, cuando le dije que me estaba cambiando a otra universidad.

«¿Por qué?» —preguntó.

«Todos mis amigos están cambiándose allí» —contesté.

Beto masticó su bocadillo por un momento y luego respondió quedamente y con sutil ironía: «Imagino que esa debe ser una manera de escoger una universidad».

Sus palabras me llegaron con una extraña fuerza. Por supuesto, pensé. Pero, ¿es ésta la única manera de escoger una universidad? ¿Seguiré a mis amigos por el resto de mis días, o seguiré a Jesús? ¿Buscaré Su rostro y Su voluntad e iré a dónde Él quiere que yo vaya?

Veinticinco veces en el Nuevo Testamento Jesús dijo a Sus discípulos: «Sígueme». En Marcos 8:34, Él dijo, «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame». No importa lo que los demás hagan o qué dirección puedan tomar sus vidas, nosotros debemos hacer lo que Él nos pida.

Vienen a mi mente las palabras de una antigua canción: «Mi Señor conoce el camino a través del desierto; ¡seguirle es todo lo que tengo que hacer!»

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