JULIO 19, 2009
Hasta hacerse poderoso
LEA: 2 Crónicas 26:3-15
Y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso. —2 Crónicas 26:15
En el cuento de hadas de George MacDonald, Lilith, hay gigantes vigorosos que viven entre la gente normal. Estos poderosos deben llevar a cabo su vida cotidiana con mucho cuidado. Cuando duermen, su ronquido es atronador. Cuando se dan la vuelta, pueden aplastar casas bajo su peso.
En la Biblia, Uzías llegó a ser «poderoso» entre los hombres después de hacerse rey a la edad de 16 años. Las claves de su éxito se registran en 2 Crónicas 26. Su padre, Amasías, fue un buen ejemplo para él (v.4); el profeta Zacarías lo instruyó (v.5); tuvo un ejército de hombres luchadores y de generales capaces que lo ayudaron (vv.11-15); y Dios le prosperó (v.5).
Es evidente que el rey Uzías se hizo «poderoso» por la bendición del Señor; pero después de alcanzar el éxito, se descuidó y tuvo grandes tropezones. La clave de su desaparición se encuentra en la frase «porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso» (v.15).
Estas tres últimas palabras son una seria advertencia para todos nosotros. El corazón de Uzías «se enalteció para su ruina» (v.16). Usurpó los deberes sacerdotales y enfermó de lepra (vv.16-21).
Todos hemos sido ayudados maravillosamente por Dios nuestro Señor, por aquellos que Él nos puso como ejemplos y por los que sirven junto a nosotros. Cuando nos volvemos poderosos, debemos prestar atención, o también tropezaremos.
domingo, 19 de julio de 2009
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